Escrito por dos hermanas, artistas, poetas, una desde dentro, otra «desde fuera», compartiendo esta vorágine que arrastra todo en su entorno.

De nadie es secreta la existencia de PPLs (Personas Privadas de la Libertad) de conciencia, ni las prácticas que se dan en estos casos. La familia no está nunca excluida de todo esto, la incomprensión por la injusticia es la constante, una eterna lucha por el respeto a los Derechos Humanos en una sociedad apática que se considera ajena a esta problemática, hasta que les toca…

Ericka y Tonantzin nos permiten a través de sus letras, embebernos en los pensamientos que florecen dentro de ellas, su universo, trastocado por aquello que ninguna pidió ni buscó. Son como constelaciones que intentan acercarse sin poder tocarse. Las divide un sistema de justicia que no tiene para ellas respuestas favorables, las une el ADN que comparten y la educación de un padre fallecido durante la reclusión, de una madre que no quita el dedo del renglón, a pesar del cansancio y la desilusión.

Entrar en el mundo de estás Flores Consteladas es entender un poco las repercusiones del cautiverio, no solo en quien tiene que habitarlo, sino quienes lo viven junto con ellos desde este mundo externo que no se detiene ante nada, ni nadie. La ausencia y el retorno, la esperanza de justicia, de libertad y la lucha interna de cada una de ellas, es solo un poco de lo que encontraremos entre éstas páginas. Les invito a la lectura, les garantizo que no será del todo agradable, pero tampoco será lo contrario.

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