¿Hay vida después de spotify?

La música desde el capitalismo cultural como manipulación, mercancía y ganancia.

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Gabriel Rash

La gran empresa musical solo quiere dinero.

¿Desafortunadamente se ha tenido que recorrer un largo camino para pasar de la música física (vinilo, kct, cd, etc) a oír todo por plataformas? La industria musical tuvo que reformar sus métodos de hacernos escuchar su música. Así como cambiar sus modos de venta de mercancía.

Al final, la industria musical es una multinacional que vende un producto  para llevarlo directo a los oídos. Genera grandes ingresos con el manejo de artistas o grupos en busca (desesperada) de fama. Desde hace años la industria ha tenido que cambiar monetariamente para sobrevivir, siempre busca el nicho necesario para tener una clientela de fans y seguir en el mercado.

De los años 70tas a mediados de los 90tas,  la venta del formato físico completaba el marketing con grandes cantidades de dinero a la industria. A mediados y finales de los 90tas, la baja afluencia de compra en el mercado y la piratería de los formatos físicos llevó a la industria a cambiar sus modos de marketing.

Ahora, uno de sus ingresos mayores están en la oferta de un concierto masivo (rentabilidad por el playback), con el comercio de souvenirs. Además de la venta y/o patrocinio del empleado-cantante para alguna marca comercial (merchandising y licencias). Los precios para un concierto pueden variar según qué tanta fama tenga el artista.

Cambiar de estrategia para seguir llegando al público, aclarando que la industria no tiene ni busca una clase social o género sexual para su producto. Por ejemplo: el reggaetón puede ser escuchado en el antro más burgués de algún país céntrico y puede llegar hasta el barrio de ciudad periferia y estar cargado de letras misóginas donde la clientela solo ve mero entretenimiento.   A la industria no le importa quien consuma su producto.  Cualquier mercancía en el neoliberalismo funciona de la misma manera.

Hoy los grandes festivales ayudan a seguir monetizando anualmente. La gente paga una altísima cantidad por conseguir un lugar en dicho festival, una tarifa elevada desde el “ticketalgo” agregando una  comisión, estar en cierta zona VIP donde tendrás ciertos beneficios (innecesarios) adicionales, tomarse la foto en el meet and greet, etc. Todo es monetizado en este tiempo y los fans pueden gastar todo el dinero  como para decir que fueron a dicho festival (aunque no conozcan a ninguna banda).

Existen una gran variedad de festivales “alternativos” donde se mezcla todo; rock, pop, corridos tumbados, banda, reggeaton, ska, hip hop, etc. Incluso se puede lucrar con las emociones; reunir a la banda veterana que lleva años sin tocar, vender ese momento especial de la adolescencia, el recuerdo, la canción de esa época, los años anteriores fueron mejor. Y todo esto lo incorporan; obras de teatro musicales, series,  comerciales, tiendas de auto servicio, etc. Vender la noción de cierta década, 80tas o 90tas principalmente, con las cuales la remembranza es manipulable-explotable.

Entonces, ¿el género musical importa para la industria? La frase “Yo escucho de todo y qué tiene” se volvió el nuevo grito de guerra de los melómanos y los festivales atraparon el bolsillos de estas personas. Estos festivales atraen la atención de un público en general que puede ir por el fetiche de haber participado en dicho gran evento.

Pero, las ganancias de estos festivales ¿a dónde va? Hace un par de años la noticia ha explotado, dichos festivales han sido denunciados porque los dueños lavan las ganancias a propaganda política de derechas(1) o forman parte de grandes consorcios gentrificadores en zonas destruidas-colonizadas por el capital hoy en día.(2)

El dinero en grandes cantidades por parte de la industria conlleva(3);  corrupción, mal pago hacia los  proveedores, estafa entre su público,  explotación del personal que contratan e invertir en negocios turbios para multiplicación de sus ingresos. En palabras directas, el capitalismo cultural beneficia directamente a toda la clase empresarial, ayuda a sostener la manipulación del sistema económico y  lleva al individuo a reafirmar la identidad que sirve para qué los dueños de la música sigan acumulando cuentas bancarias muy orondas.

La nueva unión comercial.

Sin duda alguna, el streaming y/o plataforma fue el respiro monetario que hizo seguir a la industria musical viva. Las plataformas de paga se convirtieron en la facilidad de adquirir la canción favorita al instante y repetirla las veces que se quiera desde donde quiera. Los playlist ayudan a garantizar este formato.

¿Y los tik tokeros? ¿Ya no es necesaria la payola en las radios?. Ahora el tik toker del momento se pone a realizar ciertas marometas de circo (¿bailar?) con algún trozo de canción que se quiera monetizar y esta se pasa de trend en trend entre tik tokeros. Los miles de views funcionan en solo  segundos  crean un nuevo modelo de dar propaganda a la canción y ganar algunos miles de dinero fácil.

Las plataformas musicales “primitivas” al principio fueron criticadas por los mismos grupos  y la industria. Creando una pelea entre ellos. Napster, plataforma gratuita de música a principio de los 2mil, fueron demandados por los liberales de METALLICA y esta misma empresa tuvo que pagar una indemnización en millones de dólares a la banda haciendo quebrar a la misma.

No Spotify

La música se ha convertido en un one-hit-wonder. Sale la nueva canción acompañada de un video  y termina como el  “éxito” arrollador, canción con fecha de caducidad (…)

Al poco tiempo, la industria musical se tuvo que asociar (por obligación de subsistencia) con nuevas marcas de plataformas para poder vender sus productos “artísticos”. Llegaron a un acuerdo monetario y a seguir con el negocio. La juventud  mundial ya no compra un disco en físico, ya no escucha un disco completo, solo le interesa lo que la industria entrega, un “hit”.

La música se ha convertido en un one-hit-wonder. Sale la nueva canción acompañada de un video  y termina como el  “éxito” arrollador, canción con fecha de caducidad en cierto corto-tiempo. Es decir, una mercancía desechable.

Las plataformas aprovechan estos nuevos modos de la industria musical, ese “éxito” lo pueden escuchar en estas plataformas por cierta cantidad de dinero, ya sea si lo quieren con propaganda comercial o sin ellas. Esta ganancia de la industria ahora tiene que ser repartida entre estas plataformas digitales, los compositores, los productores, etc. Dónde el precio de la ganancia aunque pareciera mínimo, las ganancias al mayoreo son millones.

Armas de destrucción masiva como modo de multiplicar sus ingresos.

La plataforma monopolio Spotify tiene firmadas a las principales compañías de música multinacional: Universal Music, Sony Music, EMI Music (desaparecida en 2012 y comprada por universal), Hollywood Records, Interscope Records y Warner Music, entre otras. Así como pequeñas disqueras o grupos independientes.

La plataforma cuenta con 696 millones de usuarios activos mensuales y 276 millones de suscriptores premium hasta el segundo trimestre del 2025.

Estas ganancias que hacen las plataformas se multiplican al ellas seguir invirtiendo el dinero en otros negocios. Es decir, el dinero que paga el público por dicha renta de canción o canciones dentro de la  plataforma se utiliza para generar  ingresos adicionales. 

Desde hace un par de años la principal plataforma de música SPOTIFY, empresa sueca con sede en Estocolmo,  ha estado invirtiendo en armas de ataque masivo. (4)  Alrededor de más de 600 millones de dólares fueron invertidos por parte de dueño principal de dicha empresa, DANIEL EK,   para comprar Drones militares HX-2, con los cuales EK menciona esta compra como “…Lo correcto para Europa”. Acaso, ¿no es una frase de extrema derecha lo que ha dicho?

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Desde hace un par de años la principal plataforma de música SPOTIFY, empresa sueca con sede en Estocolmo,  ha estado invirtiendo en armas de ataque masivo (…)

La empresa que suministra a DANIEL EK sus drones es; “Helsing GmbH, empresa alemana de tecnología de defensa con sede en Múnich. Fundada en 2021 por Torsten Reil, Gundbert Scherf y Niklas Köhler, desarrolla drones militares y software de inteligencia artificial diseñados para mejorar los sistemas de armas y optimizar la toma de decisiones en el campo de batalla.”

Los drones HX-2  es un nuevo tipo de dron de ataque: definido por software y de producción en masa. El HX-2 es capaz de atacar artillería, blindados y otros objetivos militares fuera de la línea de visión (hasta 100 km).(5)

El CEO de Spotify ¿se arrepentirá de su compra de drones? ¿Pedirá perdón por ser parte de la industria de guerra? Claro que no. La industria armamentista funciona con este tipo de inversionistas, aprovechando naciones donde existen pequeñas crisis y donde pueden crecer monetariamente al comenzar una invasión.

Israel aprovecha su propia industria y experimenta estas armas con la comunidad de Gaza y Cisjordania antes de vender el material a otros países (México entre ellos). Desde hace más de 77 años han estado asesinando, lenta y sistemática, al pueblo palestino. Todo con el apoyo de la Unión Europea, OTAN y claro EEUU.

“…nosotros le llamamos destrucción. Se destruyen los territorios y se despueblan. A la hora que se hace la guerra, se tiene que destruir el territorio, convertirlo en desierto. No por afán destructivo, sino para reconstruir y reordenar.”(6)

Lamentablemente muy pocas bandas han decidido quitar su música de la plataforma monopolio, pero…  ¿y las demás? Claro que la industria es la que decide sobre el artista así que es muy poco probable que se elimine su música de la plataforma y que el artista pop favorito siga respaldando la industria de la guerra.

Además, recordemos que muchas de los artistas que no se pronuncian como antiguerra, simplemente mandan el mensaje de que no pueden hablar de ciertos temas o simplemente apoyan a su partido de derecha preferido a escondidas(7). El callar no es apoliticismo ya han elegido un bando.

Desde abajo existen otras, muy otras, agrupaciones que han rechazado subir su música en esa plataforma como modos realmente opuestos a la cultural del dinero. Otros canales han servido para llegar al público mundial y el formato físico, a precios más accesibles, sigue siendo una buena respuesta contra la industria y plataforma.  Y este formato de distribución ha funcionado desde los 80tas hasta nuestros días y seguirá así por bastante tiempo gracias a una comunidad de apoyo mutuo.(8)

La industria musical y los grupos ¿pueden vivir separados? ¿Podemos vivir sin utilizar plataformas de música?

Nosotr@s decimos que sí.

“Si el dinero es el nervio de la guerra que la resistencia colectiva sea el músculo de la paz”

Viva Palestina libre!


  1. https://lataco.com/punk-in-the-park-trump
  2. https://www.elsaltodiario.com/economia/fondo-proisraeli-kkr-se-hace-grandes-festivales-espanoles-musica
  3. https://www.youtube.com/watch?v=cfHT2yEqFcA
  4. https://es.wired.com/articulos/el-fundador-de-spotify-invierte-600-millones-de-euros-en-drones-militares-porque-es-lo-correcto-para-europa
  5. https://helsing.ai/hx-2
  6. Características de la 4ta guerra mundial sub marcos.
  7. https://www.latimes.com/espanol/entretenimiento/articulo/2019-10-26/morrissey-es-antiinmigrante-y-respalda-a-un-partido-politico-nacionalista-blanco.
  8. https://enveces.com/las-distros-punk-y-la-etica-del-hazlo-tu-mismo/