Ángel Expósito
Ya la sangre se ha coagulado en mi garganta.
Por ahora no quiero hablar. Largas costras negras se mosquean en tu vientre. Sangre tan dulce y fresca en mi vida hubiera pensado que existiera.
Ese rincón oscuro no es un gran lugar para quien me dió tantas satisfacciones.
Comprende esto: yo solo quiero sentir tu sangre corriendo por mi boca. ¡Que importa si es por una mordida o con una navaja!!
Sigue mirándome mientras comienza a lamer la sangre de tus pies, y déjame subir hasta tu cuello lengüeteando tu cuerpo.
Ojalá y cuando llegue a tu boca, todavía no estés muerta.
(1995)