
Eduardo Lemus
Tripas de gato, de Sergio Fong, fue el primer título que editara allá por 2009, una recién parida Rueda Cartonera.
Cuentan que La Rueda fue producto de un trío, que por aquel tiempo caminaban juntos, recorriendo los caminos en donde las opciones a veces surgen, como flores de colores a los lados de la brecha desolada de las contraculturas urbanas.
Fernando, Lorena y Sergio son los padres de esta circular criatura, a quien, aprendieron a enseñar, a rodar solita, tarea no simple, ni siquiera para un aro, ya que, para poder mantenerse en pie, una rueda necesita un eje, un eje lo suficientemente estable, sólido, inquebrantable, del cual, la rueda se pueda sujetar.
Esta ruedita aún pequeña, poco a poco fue marcando su propio rastro, con títulos como Veneno, de Adriana Leal, Polvo y Animal, de Enoé Eréndira, De La Tristeza y Otros Viajes, de Samuel M. Barba e incluso un cancionero de León Chávez Texeiro.
La Rueda Cartonera es parte de un movimiento, que ve sus primeras luces en el 2002, surgido tras la crisis de 2001 en Argentina, como alternativa marginal para quienes escribían y no tenían cabida en las editoriales convencionales, las cuales, además de elitistas, habían reducido su actividad, debido a la crisis.
Con tapas de cartón pintadas de manera única e irrepetible y fotocopias, cosidos a mano, los libros cartoneros montan frente a un mercado editorial mainstream, mercantil, anquilosado e inasequible para grandes sectores de la población, quienes no tienen acceso a la lectura, debido a los altos costos del libro tradicional.
Y el cartón reciclado, obtenido directamente de los recolectores callejeros, es lo que le da nombre al movimiento.
Con el tiempo, el trío fundador de la editorial se fue dispersando, quedando, como todo loco, solo Sergio, a quien, a lo aferrado, nadie le gana. Y es este, el eje que ha sostenido esa rueda.
Sergio Fong es ya un personaje mítico en la capital jalisciense, en donde a lo largo de una vida ha creado y colaborado en una diversidad de proyectos culturales, y contraculturales desde el barrio y el asfalto.
Fue integrante del BUSH (Bandas Unidas del Sector Hidalgo), movimiento que impulsó el primer tianguis cultural, y realizó la primera tocada punk en Guadalajara, desde donde se generaron varias publicaciones de poesía y literatura en fotocopia. Fue parte fundamental de las ediciones de La Alimaña Drunk, organizador de eventos musicales a beneficio de buenas causas, cofundador de La Otra Fil y, sobre todo, un solidario apoyo para tantos y tantos proyectos alternativos de compañeros de viaje. Y desde aquel 2009 hasta hoy, ha sido el alma de ese ente editorial cooperativo, horizontal y desinteresado que hace libros con cubiertas de cartón.
La Rueda antes fue una revista y luego una librería que aún vive, refugio de bebedores del verso y poetas etílicos, que no rara vez, de la rueda salían rodando (antes, ya no) bajo el amparo de la virgen del virote, patrona de ese refugio en donde también se aloja una radio de cartón.
La Rueda Cartonera, este 2024 cumple quince años, los que se dicen fácil, pero no lo han sido tanto, ha costado sudor, llanto y anhelos. Anhelos que, tal vez, en gran medida, se vean concretados con este aniversario.
La quinceañera ha crecido y aprendido al girar por esta senda de agujeros y tropiezos, a veces a empujones, pero siempre firme en su rodar, artefacto de alguna forma luminiscente, que deja a su paso una estela inconfundible en el desarrollo cultural y contracultural de una ciudad, un estado, un país, una región, que pareciera a veces, retroceder a ciegas y encaminarse hacia un abismo al que no se ve fin, ni salida.
Larga vida a la Rueda, y a Sergio Fong.