Entrevista a Silvia Verónica
Eduardo Lemus

La noche empieza a caer sobre la ciudad que aún se mueve, Intermitencia de soledades con mirada distante.
Ubicada frente a una ventana que algún día fue puerta, acceso y salida de un antiguo cine, observando el vaivén urbano, Silvia Verónica recuerda, reflexiona, y tal vez sueña.
Porque.
–A veces sueño. Sobre todo, pesadillas, -dice y ríe, con la amplia sonrisa que le caracteriza.
Psicoanalista, conductora de un programa de radio bifurcado de transmisión sabatina por las frecuencias 1250 y 1480 de AM que se llama “Desde el Alma”, aficionada a la actuación y poeta, autora de un libro de poesía que lleva por título “Zancudo”, Silvia Verónica, nos comparte retazos de su historia.
Comenzando con sus pasiones:
-La lectura, el baile, la locura, la improvisación, la palabra, el lenguaje.
Sus motivaciones:
-Pienso en eso de sólo un día a la vez, aunque a veces te levantas con ganas de morirte, morir sólo un día a la vez, tal vez.
Quizá me motiva más el clima, el perro, que hace que me den ganas de levantarme. Un libro nuevo me motiva mucho. El aire, lo fresco de la mañana, es el día a día lo que me motiva.
Sus metas:
-Me gusta mucho la estructura, ir generando mis planes de vida.
No tengo miedo de que mis planes fracasen.
Tengo algunas metas materiales, algunas metas intelectuales y profesionales, en el campo del psicoanálisis, por ejemplo, tengo planeado impartir un seminario; incidir en la psiquiatría, acercarme un poco más desde el aspecto clínico, al aspecto hospitalario psiquiátrico, o a la psiquiatría en general, específicamente abordar las psicosis, la esquizofrenia, el autismo.
En lo material me gustaría comprar un terreno en algún pueblo.
Quién es Silvia Verónica:
-una es Silvia y otra Verónica, creo en la importancia de separar una de la otra.
Recuerdo a mi madre nombrarme de diferente manera según me comportara, y eso me hacía identificar a Verónica como la rebelde, y a Silvia como la más pensante, tranquila, más intelectual. Verónica la contraparte, y creo que eso lo he podido unir muy bien.
Silvia Verónica es una mezcla de locura, y también de disciplina, no rumiando el pensamiento, pero como en un intento de espiral.
Siento que soy una de esas personalidades que tienen un montón de caras.
Hay gente que me dice Vero, y me parece bien, hay gente que me dice Silvis, y bueno también está bien, aunque me parece que es una forma de querer hacerte un poco menos cuando les parece un poco fuerte la personalidad, una forma de entablar una relación más sincrónica con el otro.
Pero prefiero que me digan Silvia Verónica.
Me parece muy interesante poder observar lo que tu personalidad le causa a los otros, de acuerdo con la forma en que te llaman.
La música:
-Me gusta la música de Patrick Watson, que es una fusión de funk y rock, e incluye instrumentos de cuerdas como violines.
Me gusta el Jazz, el blues, el tecno, la ranchera y la norteña un poco, sobre todo lo tradicional (viejito), Chayito Valdez por ejemplo, Chelo Silva, Linda Ronstadt que tiene un disco a su padre y que recién descubrí.
Me gusta investigar sobre todo por mi trabajo en la radio.
He escrito algunos versos sobre Patrick Watson, su música es muy melancólica, pienso en ella en color azul todo el tiempo.
A veces la música se necesita para poder escribir. Sentirla, escucharla.
¿La practicas?
-Además de haber estado aprendiendo un poco de guitarra, tengo armónica, y me gusta experimentar sobre todo con el wash board.
Influencias artísticas:
-En el teatro me ha influido Jorge Ángeles del Teatro Rabinal y Sandra Bernal, los considero mis maestros, con Sandra he aprendido en cuanto al movimiento, la idea de la improvisación, a conectar con tu cuerpo, pensarte como aire, como fuego, como agua, como tierra, sentir el movimiento y llevarlo a un lugar en donde poder trabajar la conciencia. Y a partir de ahí, estoy trabajando en poesía performática, a partir del movimiento acompasado con las palabras.
Con Jorge Ángeles he aprendido sobre la respiración y la presencia en el escenario. Él fue el primero en invitarme a una lectura de poesía, en un aniversario de Teatro Rabinal, eso me animó a entrar en un taller al que fui sólo una vez y, ahí empecé a convivir con otras personas del medio.
Sergio Fong también ha sido mi maestro, estuve tallereando con él, me ha ayudado con esta locura de investigar, me ha picado un poco la cresta para hacer cosas.
Lo profesional y lo social:
-Lo más importante que me ha pasado para ser Silvia Verónica, es justo el psicoanálisis, haber estado unos años en terapia, me ayudó a encontrarme con mis demonios, a enfrentar a mis ángeles, a dejar ciertas cosas, y eso está muy bien, dejé de verme sólo a mí, para ver esas otras grandes cosas.
El feminismo me parece que es algo que no puede pasar desapercibido justo en este momento, no solo como discurso, sino como acto también. En ese sentido tocante al psicoanálisis también me parece que es importante revisar, observar, me gusta mucho observar los fenómenos, dentro de y a partir de ellos.
Al principio me sentía movida de manera negativa hacia todo esto, por la agresividad de algunos sectores, me parecía demasiado, que estábamos en un momento ya muy agresivo, sin embargo haberme encontrado con mujeres feministas que lo ven desde otros lugares, como Viviana, una chilena que vino a la ciudad de México a un encuentro y estuvo en Guadalajara, con quien gestionamos una actividad con la UdG, en donde estuvimos participando junto con otras psicólogas y feministas, me di cuenta de que, muchas feministas hablan desde un lugar del desconocimiento, más como una situación del impulso, pero hay quienes hablan desde la literatura, la historia, la investigación, desde un lugar no sólo académico, sino vivencial.

Esta mujer (Viviana) creció en la comunidad Mapuche, y habla justo de dejar de romantizar a los pueblos indígenas.
Mi bisabuelo paterno era wirrarika y de niños convivimos mucho con los wirras, y fue muy chido. Hace un par de años tuve la oportunidad de convivir un poco más con ellos, para mí ha sido también muy importante su cosmovisión, y eso sirve para darnos cuenta de que hay cosas que no se deben romantizar, pero también para darnos cuenta de que, si hay cosas que hay que romantizar, como una piedra, por ejemplo.
La conversación se pausa por un momento debido a que, frente al café en el que nos encontramos, sobre la avenida pasa un camión turístico con una banda tocando música tradicional, y Silvia reflexiona:
-Eso, todas las pequeñas cosas son interesantes, poder ver, como la banda. Y a veces piensas en Mazatlán, y luego en ideas como la gentrificación, y entonces piensas en Alemania, otra vez el nazismo, surge un montón de ideas que de lo micro te llevan a lo macro o viceversa, me encanta hacer ese tipo de ejercicios, en la poesía me gusta trabajar esas cosas, no he logrado un poema que considere el mejor ejemplo de esto, pero me gusta, esa idea de ir pensando en la silla, la silla parte del comedor, el comedor parte de la casa, la casa parte de…eso, Georges Perec, lo trabaja muy bien, lo visual me gusta mucho.
Por un instante permanece reflexiva para luego continuar compartiéndonos su andar:
La psicología.
-Primero estudié Ciencias de la Comunicación, yo quería Psicología, pero había controversia con mi madre, siempre hay gente que quiere asesorarme, era joven en ese momento, una persona que era mi asesora tampoco me recomendaba la psicología; y me decidí por ciencias de la comunicación, estando en el primer cuatrimestre de esa carrera me di cuenta de que, lo que me gustaba era observar los personajes, el análisis del mensaje del comercial, analizar. Y supe que no me gustaba ciencias de la comunicación, me gustaba locutar, escribir y la psicología, me sentía un poco confundida en ese sentido. Un asesor que era psicólogo me animó, ya que no necesitaba estudiar ciencias de la comunicación para poder acercarme a los lugares que yo quería. Entonces cambié a psicología, aunque aún no sabía bien lo que quería de la carrera, en el primer semestre supe que era el psicoanálisis.
La idea del pensamiento, las oscuridades del humano, las pulsiones, todo ese rollo.
¿Eres feliz?
-Si -ríe, -la melancolía me parece parte importante de la felicidad.
¿Qué te inspira?
-La melancolía es mi principal motor para casi todo. El amor y lo contrario también.
A mi perro le he escrito varios poemas, pero nunca me he atrevido a publicarlos, porque pienso que uno le escribe sólo a aquello que está perdiendo, mi perro es cada vez más viejo y tiene problemas fuertes de salud, y eso me parece altamente triste, tiene 11 años y está conmigo desde cachorro.
¿Por qué no publicar un poema a tu perro y si a los zancudos?
-Los zancudos es una metáfora de varias cosas, una condensación, de alguna manera era una posibilidad de soltarlos. Vivía en una casa con muchas plantas y, de verdad los zancudos invadían, era insoportable para la gente que me visitaba, alguien una vez llegó y roció todo, para mí era muy triste que mataran a los zancudos, pero entendía que estaba en una oscuridad muy profunda, y fumigaron toda la casa, eran demasiados zancudos, en exceso.
Para mí es doloroso ver envejecer a mi perro, ver sus dificultades, no puedo ni trabajar los poemas, me parece muy fuerte y doloroso, porque siento como que ya me estoy despidiendo de él, y todavía no quiero despedirme de él, no quiero que se vaya.
¿Vale la pena escribir poesía en este tiempo?
-Es la pena la que hace escribir poesía -ríe.
-Sí, no sé en qué sentido valga la pena, pero por lo menos a mí, me hace un paro, así como a veces necesito a Patrick Watson, a veces no soporto las palabras dentro de mi
¿Crees que la poesía repercuta en lo social?
-Si.
El otro día veía un documental acerca del voto en estados unidos y vi que una de las iniciadoras del movimiento era una poeta, y pensé, si la poesía no sirve para nada, pues tal vez los poetas sí.
Cuando recuerdo un poema, me encanta, hay momentos en que, con solo pensarlo uno se siente mejor o peor. Escucho gente que también tiene un verso que le acompaña, una palabra que parece que algo les cose, o algo les rompe, y en ese sentido yo sí creo que a la gente le sirve la poesía, pienso en los libros penitenciarios, en los libros cartoneros, leyendo lo que los jóvenes, los PPLs, mujeres, hombres, colocan ahí, ellos mismos escriben que, si hubieran tenido la posibilidad de acercarse al arte, quizá no hubieran caído en la delincuencia, por la gran soledad que sentían pero, cuando tienes la posibilidad de que un libro sea tu compañero, o una libreta, acompañarte de algo tú mismo, creo que es bueno.
¿Crees que hay delitos que son poesía?
-No sé.
Creo que los delitos son delitos, y pueden ser poéticos, quizá en la forma en que se ejecutan, no sé si meramente en el discurso de lo que buscan, como la idea del Robin Hood, quizá la ejecución es poética, oscuramente poética, quizá el objetivo no, con esta idea de la ley, no sé en qué lugar colocarlos.
El delito en si no me parece que sea poético, la poesía a veces parece un delito, ¡sí!
No creo en el sentimiento humanitario, creo más bien en la maldad de los sujetos todo el tiempo, en esa capacidad de maldad hay una gran inteligencia para vendernos bondadosos, creo que la supervivencia es parte de esa maldad, uno tiene que ser un poco malo para sobrevivir, la gente de repente se vuelve asesina por lo que cree que necesita para sobrevivir, aunque realmente no lo necesita, es una perversión nada más, de su discurso.
El teatro.
-He hecho algunas actividades.
No mucho, he tomado algunos talleres: de improvisación, presencia escénica, danza butoh, danza contemporánea, de movimiento. Presentamos un performance en diciembre pasado, con un colectivo que se llama chilaquiles rojos, ahí hice un trabajo que era más sobre la poesía escénica, algunos movimientos butoh.
Llego al teatro por el drama -ríe.
El humor es un mecanismo de defensa y me gusta, todo el tiempo me gusta estar riendo de todo, de mí, a veces me despierto y me digo alguna cosa y me muero de la risa yo sola, a veces yo también me digo Silvis.
Siempre me ha gustada la actuación, cuando era niña participaba en las pastorelas del barrio y me encantaba, mi máximo era hacer dos personajes, era la ayudante del diablo y era la pastorcita, me sabía todos mis diálogos de memoria, siempre me gustó.
Tengo la fortuna, así lo considero, de tener una familia muy grande. Tenía muchos primos de mi edad, y todos los padres trabajadores nos dejaban con mi abuelita, y entre otras cosas jugábamos a los programas de televisión, entonces de repente entraba alguien de la sala y lo entrevistábamos, cantábamos y bailábamos, había un programa de bromas y recuerdo que, con los vecinos alguna vez recogimos un vaso de licuadora y jugábamos a que era nuestra cámara, y hacíamos bromas a la gente y corríamos, nos gustaba replicar el programa. La actuación siempre estuvo presente en el juego, y en la vida adulta es como otra forma de seguir jugando, como alucinando con estos personajes, me gusta más el movimiento que en sí la actuación, me parece muy chido encontrar todas esas posibilidades del cuerpo, de la locura a través de la mirada, de repente hay una serie de movimientos con los que, al pronunciar una sola palabra, parecen armar un tejido único entre sí.
¿Qué más te gusta?
-Me gusta cocinar, para mí es importante tener tiempo libre para poder hacer todo lo que quiero. Y lo he logrado, lo he conseguido.
¿Es eso una extensión del quehacer poético?
-En un principio no pensaba en la poesía, cuando niña ya escribía cosillas, recuerdo que mi hermano decía que le guastaban.
Nunca pensé en la actuación como tal y nunca pensé en la poesía como tal. Porque siempre estaba todo el tiempo jugando. Y de grande sigo haciendo un poco eso, siento una necesidad de seguirlo haciendo todo el tiempo, me considero una persona muy curiosa, ahorita me gustaría aprender también de la ópera, desde niña me ha gustado muchísimo, me gusta la música, de ahí mi incursión en el aprendizaje de la guitarra; un tiempo estuve haciendo muebles, también me gusta la carpintería, estoy terminando de acomodar mi taller de costura, siento que todo eso tiene que ver con la poesía, creo que todas las cosas están enlazadas en la vida, todo es parte de una sola cosa, todo enriquece lo otro que haces, siempre y cuando no te limites, explorar todo. A veces me siento muy cansada y me digo aguanta un ratito, pero como que tengo muchas ganas todo el tiempo de hacer todo, de saber muchas cosas, de aprender, de crear, sobre todo me encanta estar creando, hacer retazos de cosas, y en ese sentido la poesía y la actuación me gustan mucho, la idea del performance, de los retazos, retazos de Silvia Verónica, los pedazos de piel cayendo.
De entre las diversas actividades que desarrollo sobresale el psicoanálisis, el psicoanálisis tiene todo, tiene cosas tan poéticas, tan hermosamente poéticas, escuchas al paciente o generas una intervención, así nada más, a veces un verso, la memoria es mortal y eso desata un algo en el otro, se va cavilando en aquello que acabas de decir, no se lo dices nomas por decir, nomás por ponerte poeta, sino porque hay algo en el discurso que, con esa palabra va a lograr algo específico; el paciente, la paciente de repente te está contando alguna cosa, te dice algo poético, oscuro, pero tan poético. Estaba leyendo Muerte y Vida en el Psicoanálisis* y, son muy interesantes los lugares desde donde se aborda, lugares donde se nos coloca la idea de la muerte o la idea de la risa, también lo que sólo se puede lograr a través de la tristeza, me gusta mucho pensarlos, llenos de poesía, llenos de imágenes, o simplemente pensar en el mito de Edipo, que tiene que ver con Sófocles, y siento que es una literatura amplísima, y ciertamente no podría dejar de escribir, aunque a veces uno dice que no puede escribir.
La radio.
-Siento una satisfacción total, la adrenalina, me encanta hacer radio, es agotador, es desgastante el acto en sí, los sábados acabo súper baja de energía, pero también es altamente enriquecedor me fascina decir al aire mis frases al iniciar y terminar el programa, frases como: “la de la voz, Silvia Verónica te da la bienvenida”, “la experiencia no evitará que te caigas pero si te enseñará como levantarte” “la de la voz no te dice adiós, hasta la próxima” creo que son las cosas que al final contienen toda la locura que abarca el programa, porque la gente apenas está entendiendo de que va el programa, o está entendiendo que el programa no va de nada en realidad, de nada fijo, que así como hoy pueden escuchar a una morra del concurso de matemáticas que tuvo en el mundial de Singapur, mañana nos está enseñando la Sinsuni su video que hizo con collage, y luego llegan las madres buscadoras, o hablamos de los pecados con Sergio Fong, un montón de cosas, eso me fascina porque aprendí esto, ahora ya sé esto otro, es aprendizaje. Hay invitados, invitadas que me retan porque no hablan, otros que me retan porque no sé cómo callarlos. En el 1480, en donde más seguido hay música y poesía, ese fue mi reto, hablar muy poco. Me emociona hacer radio, todo lo que hago me fascina, no podría hacer alguna cosa que no me guste en este momento de mi vida, pero he trabajado también mucho para eso, parece que no porque soy joven, pero en realidad si, desde chica he sido muy disciplinada, a cierta edad tuve muy claro lo que quería y aposté todo lo que tenía para llegar a eso, y salió bien la apuesta.
¿Cómo te ves a mediano plazo?
-Voy bien, tengo que meterle prisa a algunas cosas que me había propuesto como meta, me gusta generar metas y organizar las cosas por periodos, en el psicoanálisis, sobre todo, que es en donde tengo ciertas metas específicas.
En la poesía dejo que todo sea más orgánico, sabes, la publicación de zancudo por ejemplo no fue algo que yo planeara, en realidad fue algo que se me propuso, ahora estoy trabajando en otro libro, pero tampoco es algo que yo pensara, no pensaba trabajarlo así, pero decidí hacerlo, lo estoy haciendo, pero dejé de trabajarlo un poco, para darle un respiro, y mientras estoy haciendo otra cosa desde la poesía performática, que tampoco lo imaginaba pero que está llegando, y se me hace muy chido. En la poesía realmente nunca he buscado nada, ni en la actuación ni en ninguna cosa, creo que mi intención académica está en el psicoanálisis, y en ese sentido, es en el programa de radio en donde voy un poco atrasada, en el sentido de, hacia dónde quiero llegar en el psicoanálisis, pensaba que el programa de radio sería una herramienta bastante buena para ayudarme a llegar a donde quiero llegar, pero necesito organizarlo un poco más, para tener la gente clave que quiero entrevistar, gente del sector salud por ejemplo, estoy leyendo mucho, porque, parte de lo que quiero hacer son las ponencias, quiero hacer algunas cosas como, incidir un poco más en la vida médica, psíquica, siento que ahí no he logrado todavía las conexiones que quiero, no he logrado sentarme a escribir los artículos que quiero escribir como ejercicio de mis lecturas, no he llegado a la fecha límite que me propuse, pero está muy cercana, tengo que meter un poquito de presión, no pasa nada si me paso por uno o dos años, pero si quiero saber que ya estoy en ese camino, son las únicas metas que me pongo, y creo que va bastante bien todo eso, siento que todas mis ideas, como hilos van bordando.
¿De dónde es Silvia Verónica?
-Nací en Zapopan, en el hospital Zoquipan y crecí en el sur, en el rumbo del Briseño, entre el Briseño y las Fuentes, es en donde viven las dos partes de la familia.
Conclusión:
-Me gusta mucho el ejercicio, me parece una parte muy importante de la salud, aunque hable de oscuridades me interesa la salud, el bienestar, una de las cosas que me agrada de mi trabajo y que me gustaría que toda la gente tuviera es la salud, creo que la salud mental va plenamente ligada a la salud integral, de una posibilidad de poder disfrutar mejor la comida, las charlas, de poder cuidar más del cuerpo, en ese sentido me parece sumamente importante no rechazarnos.
Creo que todos tenemos un gran poder, pero ese poder sólo se ejerce en nosotros, me gusta la idea de sabernos perfectos, también somos perfectibles y en eso está la perfección, en la posibilidad de ir mejorando todo el tiempo, de ir cambiando todo el tiempo de poder dejar aquello, como las serpientes un poco, de poder cambiar de cuerpo, como una cosa de hoy soy azul y mañana rojo, pero claro que hay cosas en ti que van pigmentando y vas llegando a ese lugar que, aparte es más real para ti y que van experimentando esas otras cosas, capas y realidades, me parece que está muy chido. Sólo eso, variar un poco. Que todos tuviéramos la posibilidad de la libertad, la libertad entre nosotros mismos.
Salud y fin.
*Vida y Muerte en Psicoanálisis, libro de Jean Laplanche.